lunes, 12 de enero de 2009

Lucky

Lucky

Como todo ser humano, o como la mayoría de seres humanos, alguna vez tuve un vicio. Uno de aquellos que guarda en su quid el real significado del vicio, aquel que te llama al consumismo de él, sin saber porqué, como y cuando. Un vicio que te encapsula en una irrealidad insospechada, en una necesidad descabellada, así de trémulas y adictivas fueron alguna vez mis ganas por fumar.

He de aceptar que en estos azares, no todo iba mal, pues no se trató de una frívola pasión sino de un pacto secreto entre nos, ya que a cambio de su consumo el tabaco muchas veces me brindaba placeres gratificantes, me sumía en letargos y calmas casi siempre necesitadas; si alguna vez estaba intranquilo y buscaba sosiego, sería “Ella” quien me ayude y calme. ¡Pues sí! sería “Ella”; y digo “Ella” ya que para aquellos tiempos los cigarrillos se habían transfigurado y ahora convirtiéronse en mujer.

Consecuente con mi animista perspectiva me propuse dejarla alguna vez, pues era consciente que aunque me brindara calma, sosiego, alguna que otra vez inspiración y reminiscencias generalmente; era muy perjudicial para mí. En ese afán me prometí que habría de dejarla, pero no con la crueldad de quien se despoja de una prenda desgastada, sino con la pasión de quien alguna vez le dice Adiós a una buena amante. Me propuse entonces dejarla algún día, sin fecha concebida, pero el día que lo hiciera por lo menos sería entre copas y haciendo algún tipo de celebración, una suerte de fiesta de despedida por la amiga que se fue. Todo esto me lo propuse muy convencido y si a alguien le cabe duda que no le quepa pues era en serio, muy en serio.

Una noche de aquellas en que buscaba tranquilidad y necesitaba escribir, cogí su cajetilla, la tomé como de costumbre y la encendí sin ceremonias ni cortejos; pero algo andaba mal, las cosas no estaban bien, ella me supo horrible y apestó mis respiros con un olor repugnante… su olor repugnante. Aquella noche decidí abandonarla pues sentí que fue suficiente y no deseaba decir que fue demasiado. Esa noche sin pensar ni premeditarlo tuve que decirle adiós y aún no concebía abandonarla así; me dolía pensar que tendría que decirle adiós como si nada, intenté como aliciente a mi pena tratar de guardar la última colilla, pero no pude, pues en mi intento de introducirla en la billetera ella cayó y El Viento Decidido dio un soplo feroz, que no me permitió cogerla más nunca, cayo por la azotea volando y susurrando el adiós merecido que no le pude dar.

Así nació esta historia y el poema que viene a matarla con el final.



Al placer Humano que abandoné.

LUCKY: “Ceniza en el aire sepultado”

Sin ánimos de despedida hoy te cogí como siempre
Para que seas la de costumbre mi amiga y compañera
Delicada entre tu nívea carne, te abracé con el animo de siempre
Para que te conviertas en el sorbo que relaja mi alma mis cenizas y quimera.

Sin pensar en el acontecer te di un sorbo adicto persistente
Y parecía nunca pues me hiciste más daño que de costumbre
Y ya no calmaste ningún ánimo, sino me hiciste frío me hiciste luz
Y yo el amante de la obscuridad no pude hacer otra cosa que escapar de tu hiel-pus.

Parecía jamás pues ni la primera vez me hiciste esto
Quebraste mi pecho inundándome de un sentimiento imposible
Ya ni quiero recordar a veces porque te detesto…

¡Mi pecho resquebrajado, tu aliento de inframundo, olor despreciable!
Lamento decirlo porque te amé y fuiste mi compañera
Pero hoy te desee menos que nunca
Y hoy, por fin me convencí que el dolor no es amor
Que aquellas noches de dolores, risas y alcohol
Por fin terminaron, ya no me sirves lo siento y no me servirás más.

Al fallo mortal de dejarte te apreté entre tus carnes te aplaste y quise quebrarte
Me hiciste daño te dije, pero tu entre tus sollozos y dolores te resistías a morir.

A la exhumación de tu propio cadáver quisiste escapar refugiándote entre tu luz y soles
Pero no pudiste, porque quiso hoy más la voluntad que nada
Quiso hoy más mi dolor que nada, tenías que morir.

Así te cubrí sobre tus humos reminiscentes
Tratando de abrigarte como ultimo deseo.

Pero el viento…
Tu fiel compañero, hizo el silencio de esta tonada
Te hizo volar dejándote escapar de entre mis dedos
No quiso que te hiciera celebraciones ni funerales como teníamos pactado
Se convirtió en un designio, no pude honrarte: “Cenizas en el aire sepultado”.

Hoy el destino quiso que murieras
Sin églogas ni orquestas,
Hoy moriste… ¡Siendo tú!

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Lucky by Pool Gálvez Munive is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Perú License.
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